domingo, 4 de noviembre de 2012

El fuego del cielo (2º parte)


-Continuad-dijo el emperador lentamente.

Todo el séquito guardaba un silencio sepulcral esperando con incertidumbre lo que aquel mensajero iba decir. Finalmente tomó aliento y dijo con firmeza:

-Bellomarius ha reunido un gran ejército y espera, listo para plantarnos batalla.

Un murmullo de desesperanza se extendió por todo el grupo.

-¿Cuántos son?-inquirió Marco Aurelio manteniendo la calma.

El mensajero tenía la boca paralizada por la tensión y no era capaz de articular palabra. El silencio volvía a ser absoluto y aquellos segundos le parecieron siglos a Claudio Pompeyano.

-¿Cuántos son?-repitió el emperador una vez más muy lentamente.

EL mensajero al fin consiguió balbucir una única palabra.

-Miles.

Pompeyano estalló en cólera e indignación igual que el resto del grupo.

-¡Maldito Bellomarius!-exclamó Claudio Pompeyano furioso-. Pensé que habíamos acabado con él de una vez por todas.

Y en efecto Bellomarius era un problema. No sólo era el rey de la tribu de los marcomanos, sino que había unido bajo su liderazgo a un gran número de tribus germánicas. El emperador tenía que pensar rápido. Se giró y mandó callar a sus súbditos que discutían agitadamente.

-¡Silencio!-ordenó Marco Aurelio tomando las riendas de la situación-¿Dónde está Pertinax?

El experimentado general salió de entre la multitud.

-Aquí César-y se acercó rápidamente al emperador.

El silencio volvía a ser total.

-Pertinax escucha atentamente lo que te voy a decir. Es vital que no se te escape ni una sola palabra.

El general asintió mientras aguzaba todos sus sentidos.



&



Derek galopaba a toda velocidad empapado en sudor y absolutamente agotado. Finalmente llegó al grupo de jinetes, sin aliento pero completamente eufórico.

-Los romanos han mordido el cebo-dijo jadeando-, la trampa está lista.

Los azules ojos de Edith brillaron de puro éxtasis.

-Mí señor-dijo esbozando una sonrisa en sus labios-, la hora ha llegado.

Bellomarius, rey de los germanos, hombre alto y atlético, de pelo y barba negra como el carbón, miró a su lugarteniente y esbozó una sonrisa que se convirtió en una sonora carcajada, y entonces, proclamó mirando a la lejanía :

-Hoy el emperador de Roma morderá el polvo de Germania.

Desenfundó su espada, agarró con fuerza las riendas y salió al galope tendido, seguido de miles de soldados germanos sedientos de sangre.

continuará...


6 comentarios:

Unknown dijo...

Me parece interesante tanto como la primera parte que has hecho Tácito, esta bien recitado y es entretenido, un saludo :)

Toni.B dijo...

me ha gustado, sobre todo el que este hecho de manera diferente a los demás.

Faraldo el Gigante dijo...

Hiciste muy bien la entrada Tácito , me ha gustado bastante tu entrada , bien hecho.

Unknown dijo...

Es muy interesante la historia, y más en la forma en que la cuentas. Espero poder ver la próxima parte pronto!

Helena Floralia dijo...

Interesante historia y muy bien escrita, una buena manera de aprender historia mediante la lectura.

Juanma Couto Lema dijo...

Pues sí que hay que tener arte para redactar así y saber introducir diálogos:) Que los chicos también le damos bien a las letras, y con este niño ya sale todo el mundo de dudas !

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