Todas las civilizaciones han tenido sus propias características gastronómicas propias y han aportado su granito de arena a este campo tan necesario para el ser humano.Desde el Homo Erectus y el manejo del fuego hasta los platos modernos de los restaurantes todas han tenido vital importancia y son elementos básicos de una cultura, así que ¿Por que no hablar de las costumbres gastronómicas de los romanos?
¿CUANDO COMÍAN?
La civilización romana comía 3 veces al día por la mañana, mediodía y al caer el sol.
Los llamaban Ientaculum, Prandium y cena.
También merendaban en casos como los trabajadores del campo en verano, que paraban a media tarde para comer algo y reponer fuerzas. Lo llamaban merenda
¿QUE COMÍAN?
Los romanos tenían mucha variedad de alimentos por la extensión de su territorio, pero se alimentaban básicamente de alimentos de cultivo como los cereales o las frutas y verduras.En el Ientaculum comían unas tortas redondas hechas con farro, un grano del cereal, que tomaban acompañadas de aceitunas, queso o alguna fruta. A veces mojaban las tortas en vino.
Las clases altas también comían huevos, productos lácteos y fruta.
Para el Prandium usaban las sobras de la cena de la noche anterior.
La Cena tenía como protagonista las puls, unas gachas. Las clases más pobres las hacían con farro, agua, grasa y sal. Los más ricos las hacían con aceite de oliva y verduras.
¿CÓMO COMÍAN?
La habitación en la que cenaban era llamada triclinium. En esa sala había una mesa y unos sillones especiales (lectus triclinari). Estaban colocados en forma de semicírculo alrededor de la mesa para que los esclavos sirviesen la comida y bebida más fácil. Durante la época monárquica y los comienzos de la república, sólo los hombres podían usar los lecti.
Se lavaban los pies y las manos antes de la cena.
No existían los tenedores ni los cuchillos, así que comían con las manos y con dos cucharas: la ligula (la más grande) y la cochlear (más pequeña). La segunda la utilizaban para comer moluscos.
Las servilletas (mappae) se usaban como ahora y para más cosas, como para llevarse sobras a casa u obsequios.
Lo que no se podía comer, como las espinas o los huesos, se tiraba al suelo para que los esclavos lo limpiasen.