-Continuad-dijo el emperador
lentamente.
Todo el séquito guardaba un
silencio sepulcral esperando con incertidumbre lo que aquel mensajero
iba decir. Finalmente tomó aliento y dijo con firmeza:
-Bellomarius ha reunido un gran
ejército y espera, listo para plantarnos batalla.
Un murmullo de desesperanza se
extendió por todo el grupo.
-¿Cuántos son?-inquirió
Marco Aurelio manteniendo la calma.
El mensajero tenía la boca
paralizada por la tensión y no era capaz de articular palabra. El
silencio volvía a ser absoluto y aquellos segundos le parecieron
siglos a Claudio Pompeyano.
-¿Cuántos son?-repitió el
emperador una vez más muy lentamente.
EL mensajero al fin consiguió
balbucir una única palabra.
-Miles.
Pompeyano estalló en cólera e
indignación igual que el resto del grupo.
-¡Maldito Bellomarius!-exclamó
Claudio Pompeyano furioso-. Pensé que habíamos acabado con él de
una vez por todas.
Y en efecto Bellomarius era un
problema. No sólo era el rey de la tribu de los marcomanos, sino que
había unido bajo su liderazgo a un gran número de tribus
germánicas. El emperador tenía que pensar rápido. Se giró y mandó
callar a sus súbditos que discutían agitadamente.
-¡Silencio!-ordenó Marco
Aurelio tomando las riendas de la situación-¿Dónde está Pertinax?
El experimentado general salió
de entre la multitud.
-Aquí César-y se acercó
rápidamente al emperador.
El silencio volvía a ser
total.
-Pertinax escucha atentamente
lo que te voy a decir. Es vital que no se te escape ni una sola
palabra.
El general asintió mientras
aguzaba todos sus sentidos.
&
Derek galopaba a toda velocidad
empapado en sudor y absolutamente agotado. Finalmente llegó al grupo
de jinetes, sin aliento pero completamente eufórico.
-Los romanos han mordido el
cebo-dijo jadeando-, la trampa está lista.
Los azules ojos de Edith
brillaron de puro éxtasis.
-Mí señor-dijo esbozando una
sonrisa en sus labios-, la hora ha llegado.
Bellomarius, rey de los
germanos, hombre alto y atlético, de pelo y barba negra como el
carbón, miró a su lugarteniente y esbozó una sonrisa que se
convirtió en una sonora carcajada, y entonces, proclamó mirando a
la lejanía :
-Hoy el emperador de Roma
morderá el polvo de Germania.
Desenfundó su espada, agarró
con fuerza las riendas y salió al galope tendido, seguido de miles
de soldados germanos sedientos de sangre.
continuará...
continuará...
Me parece interesante tanto como la primera parte que has hecho Tácito, esta bien recitado y es entretenido, un saludo :)
ResponderEliminarme ha gustado, sobre todo el que este hecho de manera diferente a los demás.
ResponderEliminarHiciste muy bien la entrada Tácito , me ha gustado bastante tu entrada , bien hecho.
ResponderEliminarEs muy interesante la historia, y más en la forma en que la cuentas. Espero poder ver la próxima parte pronto!
ResponderEliminarInteresante historia y muy bien escrita, una buena manera de aprender historia mediante la lectura.
ResponderEliminarPues sí que hay que tener arte para redactar así y saber introducir diálogos:) Que los chicos también le damos bien a las letras, y con este niño ya sale todo el mundo de dudas !
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