- Adiós jóvenes, que la gloria de Neptuno os acompañe.- Dijo Marcus.
- Gracias por permitir que nos quedemos en tu domus.- Dije yo.
- Espero que no hayamos sido demasiada molestia para vuestra familia.- Dijo Bea
- No os preocupéis por la molestia dada, ya que nos encanta tener visitantes de tierras lejanas.- Respondió Cornelia.
- Fue un gusto conoceros a todos.- Dijo Marta.
- Espero que tengáis una vida feliz mientras dure.- Comentó Iván, a la vez que Jaime le daba un codazo para no alterar el curso de tiempo.
-Adiós y que tengáis un buen viaje.- con eso se despidió la familia..- Paseamos por última vez por la ciudad pasando por el templo de Júpiter y utilizamos el transchronion para dirigirnos al final de Pompeya, desde una distancia segura, por supuesto.
Cuando llegamos el olor a azufre nos inundó los pulmones al observar una enorme confluencia de fuego y roca que arrasaría todo lo que estuviera a su alcance. Mientras pasaba esto decidimos escondernos en una cabaña del lugar para evitar intoxicarnos con los gases liberados por el volcán.
Cuando llegamos el olor a azufre nos inundó los pulmones al observar una enorme confluencia de fuego y roca que arrasaría todo lo que estuviera a su alcance. Mientras pasaba esto decidimos escondernos en una cabaña del lugar para evitar intoxicarnos con los gases liberados por el volcán.
Después de que esto sucediera decidimos visitar a Plinio, un famoso escritor que escribió acerca del volcán, para que nos contara más cosas de este insólito acontecimiento. Cogimos, de nuevo, el transchronion y lo ajustamos para llegar un poco después de la erupción hasta el lugar en donde se hallaba Plinio.
Al llegar, vimos una sombra de un hombre en la oscuridad y pudimos distinguir un papel en su mano.
-¿Ese seguro que es el escritor que vio la erupción no?- Preguntó Jaime.
-Se llama Plinio el joven, la única persona que tuvo la sangre fría de recopilar datos sobre la erupción y sus efectos secundarios en su ciudad natal, esos mismos datos que ayudaran a prevenir erupciones muy destructivas en el futuro.-Dijo Julio.
-¿Creéis que deberíamos acercarnos a hablar con él?- Preguntó Marta.
-Si, a lo mejor tiene cosas interesantes que contarnos.- Comenté.
Al llegar, vimos una sombra de un hombre en la oscuridad y pudimos distinguir un papel en su mano.
-¿Ese seguro que es el escritor que vio la erupción no?- Preguntó Jaime.
-Se llama Plinio el joven, la única persona que tuvo la sangre fría de recopilar datos sobre la erupción y sus efectos secundarios en su ciudad natal, esos mismos datos que ayudaran a prevenir erupciones muy destructivas en el futuro.-Dijo Julio.
-¿Creéis que deberíamos acercarnos a hablar con él?- Preguntó Marta.
-Si, a lo mejor tiene cosas interesantes que contarnos.- Comenté.
Mientras, nos acercábamos a la sombra de aquel extraño y confirmamos nuestra teoría de que se trataba de Plinio el Joven. Cuando estábamos a menos de un metro de Plinio sin querer Iván se tropezó con una rama que sobresalía del suelo y se cayó rozando la pierna de Plinio y este saltó y grito del susto, ya que pensaba que era un animal salvaje.
- Perdón, me caí- Dijo Iván disculpándose rápidamente.
-No pasa nada muchacho, pero me diste un susto de muerte- Comentó Plinio, mientras ambos se incorporaban.
-¿Es usted Plinio?- Pregunté.
-En efecto, ese soy yo. ¿Me buscabais?- Contestó Plinio
-Si, queríamos preguntarle acerca de sus investigaciones sobre el Vesubio.-Dijo Julio. Cuando escuchó esto decidió enseñarnos la carta que llevaba encima con el fin de entregársela a Tácito, un historiador, senador, cónsul y gobernador del imperio romano de aquella época:
El 24 de agosto, alrededor de la una de la tarde, mi madre llamó a Plinio el Viejo porque acababa de ver una nube que tenía un tamaño y una forma muy inusuales. Acababa de tomar el sol y, tras haberse bañado en agua fría y haber tomado una comida ligera, se había retirado a su estudio a leer. Ante la noticia, se levantó inmediatamente y salió fuera; al ver la nube, se dirigió a un montículo desde donde podría tener una mejor visión de este fenómeno tan poco común. Una nube, procedente de qué montaña no estaba claro desde aquél lugar (aunque luego se dijo que venía del monte Vesubio), estaba ascendiendo; de su aspecto no puedo darte una descripción más exacta que se parecía a un pino, pues se iba acortando con la altura en la forma de un tronco muy alto, extendiéndose a su través en la copa a modo de ramas; estaría ocasionada, me imagino, bien por alguna corriente repentina de viento que la impulsaba hacia arriba pero cuya fuerza decreciera con la altura, o bien porque la propia nube se presionaba a sí misma debido a su propio peso, expandiéndola del modo que te he descrito arriba. Parecía ora clara y brillante, ora oscura y moteada, según estuviera más o menos impregnada de tierra y ceniza. Este fenómeno le pareció extraordinario a un hombre de la educación y cultura de mi tío, por lo que decidió acercarse más para poder examinarlo mejor.
Tras leer esta carta nos dimos cuenta de todas las vidas que arrasó el volcán y de que miles de pompeyanos murieron por curiosidad o por ingenuidad.
Conversamos un rato con Plinio y decidimos que iba siendo hora de volver a casa y contar esta experiencia que no olvidaríamos nunca .
Exhaustos por el estrés que nos causó la erupción del volcán, viendo morir a tanta gente y nuestro instinto "gritándonos" salir de ahí, decidimos volver al instituto, más concretamente a la salida para no tener que dar más clase, idea que propuso Julio y a todos nos pareció buena, por desgracia atrajimos las miradas de todos los presentes debido a nuestro aspecto, ya fuese por la ropa o por lo sucios que estábamos a causa de las cenizas del volcán.
Los que fueron a casa andando tuvieron que aguantar el olor a azufre un par de minutos más que los que fuimos en coche. Además de miradas de extrañeza y dolor de cabeza por el uso continuado del transchronion y la incomodidad de los zapatos que tras tantos días de uso se volvieron incómodos.
Al día siguiente volvimos a clase como un día normal y corriente, cuando llegó la hora de Cultura con Magdalena le devolvimos el aparato y entre todos empezamos a contar los episodios interesantes de nuestros viajes.
- Perdón, me caí- Dijo Iván disculpándose rápidamente.
-No pasa nada muchacho, pero me diste un susto de muerte- Comentó Plinio, mientras ambos se incorporaban.
-¿Es usted Plinio?- Pregunté.
-En efecto, ese soy yo. ¿Me buscabais?- Contestó Plinio
-Si, queríamos preguntarle acerca de sus investigaciones sobre el Vesubio.-Dijo Julio. Cuando escuchó esto decidió enseñarnos la carta que llevaba encima con el fin de entregársela a Tácito, un historiador, senador, cónsul y gobernador del imperio romano de aquella época:
El 24 de agosto, alrededor de la una de la tarde, mi madre llamó a Plinio el Viejo porque acababa de ver una nube que tenía un tamaño y una forma muy inusuales. Acababa de tomar el sol y, tras haberse bañado en agua fría y haber tomado una comida ligera, se había retirado a su estudio a leer. Ante la noticia, se levantó inmediatamente y salió fuera; al ver la nube, se dirigió a un montículo desde donde podría tener una mejor visión de este fenómeno tan poco común. Una nube, procedente de qué montaña no estaba claro desde aquél lugar (aunque luego se dijo que venía del monte Vesubio), estaba ascendiendo; de su aspecto no puedo darte una descripción más exacta que se parecía a un pino, pues se iba acortando con la altura en la forma de un tronco muy alto, extendiéndose a su través en la copa a modo de ramas; estaría ocasionada, me imagino, bien por alguna corriente repentina de viento que la impulsaba hacia arriba pero cuya fuerza decreciera con la altura, o bien porque la propia nube se presionaba a sí misma debido a su propio peso, expandiéndola del modo que te he descrito arriba. Parecía ora clara y brillante, ora oscura y moteada, según estuviera más o menos impregnada de tierra y ceniza. Este fenómeno le pareció extraordinario a un hombre de la educación y cultura de mi tío, por lo que decidió acercarse más para poder examinarlo mejor.
Tras leer esta carta nos dimos cuenta de todas las vidas que arrasó el volcán y de que miles de pompeyanos murieron por curiosidad o por ingenuidad.
Conversamos un rato con Plinio y decidimos que iba siendo hora de volver a casa y contar esta experiencia que no olvidaríamos nunca .
Exhaustos por el estrés que nos causó la erupción del volcán, viendo morir a tanta gente y nuestro instinto "gritándonos" salir de ahí, decidimos volver al instituto, más concretamente a la salida para no tener que dar más clase, idea que propuso Julio y a todos nos pareció buena, por desgracia atrajimos las miradas de todos los presentes debido a nuestro aspecto, ya fuese por la ropa o por lo sucios que estábamos a causa de las cenizas del volcán.
Los que fueron a casa andando tuvieron que aguantar el olor a azufre un par de minutos más que los que fuimos en coche. Además de miradas de extrañeza y dolor de cabeza por el uso continuado del transchronion y la incomodidad de los zapatos que tras tantos días de uso se volvieron incómodos.
Al día siguiente volvimos a clase como un día normal y corriente, cuando llegó la hora de Cultura con Magdalena le devolvimos el aparato y entre todos empezamos a contar los episodios interesantes de nuestros viajes.
Nuestro viaje termina aquí y con él, nuestra historia que esperamos que os haya gustado y que muchos otros estudiantes de años posteriores la lean cuando Magdalena les hable de hacer un viaje como éste.
¡¡VALE AMICI!! ☺☻
Una historia genial , espero que lleguéis sin un rasguño después de una experiencia tan intensa,debéis de sentiros afortunados por haber estado en un lugar tan especial como Pompeya , y ver erupcionar al Vesuvio es algo que no se vé todos los días , muy buena historia
ResponderEliminarQue emocionante no solo esta entrada si no todo vuestro viaje en general ,habéis vivido muchas aventuras y la verdad os agradezco que las compartieseis con nosotros. Estoy segura de que los futuros viajeros y alumnos de Magdalena leerán vuestras entradas y querrán viajar donde lo hicisteis vosotros.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta historia,es muy entretenida y me ha ayudado a conocer mejor lo que pasó en Pompeya sin necesidad de estdiarmelo,me parece una buena forma de aprender cosas diviertiéndote,ya que es un relato fantástico.
ResponderEliminarSeguro que a los futuros lectores de esta historia les gustará tanto como a mi.
Una historia muy interesante , que suerte de haber podido visitar Pompeya , ojalá puede visitarla algún día y pueda contar aquí una historia como la vuestra con tantas aventuras.
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