Fortuna

                           



El mito habla sobre una deidad llamada Fortuna, hija del promiscuo Zeus y una mortal. Cuando el dios Zeus conoció a Fortuna se encariñó rápidamente de ella, tanto era el cariño hacia ella que decidió tramar un plan para tenerla siempre cerca.
Desde pequeña la mandó a entrenar para correr más rápido que cualquiera, cuando la niña creció Hera seguramente por celos impuso una regla de moralidad en el Olimpo: "nada de hijos bastardos entre los dioses." Zeus ya había pensado todo, así pues le mandó trabajar recogiendo la ambrosia y el nectar que permitía a los dioses ser inmortales, entonces solo ella podía realizar el trabajo puesto que había que ser muy veloz, de lo contrario si los rayos de sol tocaban los frutos ya no eran eficaces. Así los dioses dependieron siempre de ella y Zeus tuvo siempre a su hija al lado.