miércoles, 13 de marzo de 2019

La educación en la Antigua Roma

La educación en Roma se vio sometida a diferentes cambios a lo largo del tiempo.
En la Roma arcaica y republicana se desarrolla en un ambiente familiar: hasta los 7 años, bajo la protección de la madre, y a partir de la adolescencia, del pater familias. A los 17 años los hombres comienzan una nueva etapa en la que aprenderán para desenvolverse en la vida y en el ejército.


César concede el derecho de ciudadanía a los maestros de las artes liberales. Vespasiano libera de impuestos a los profesores de la enseñanza media y superior, y es el primero que crea cátedras oficiales de retórica latina y griega con sueldos anuales.

Los emperadores incitaban a las municipalidades a la creación de escuelas públicas en todo el Imperio. Estas escuelas por fin preparaban a los funcionarios cada vez más necesitados de una formación superior.

La organización de la enseñanza tenía tres grados: literato, gramático y retórico.

El principal medio para la universalización de la cultura romana y de la lengua latina fueron las escuelas.


Cuando el mundo romano de heleniza la educación pasa de lo privado a lo público, y el sistema educativo se organiza así:
De los 7 a los 12 o 13 años se desarrollaba la enseñanza primaria o literator.
A partir de los 13 años empezaba la enseñanza secundaria o grammaticus.
A los 17 comenzaba la educación superior a la que solo accedían unos pocos privilegiados que, guiados por los rétores, aprendían las materias de oratoria, filosofía y conocimientos del derecho, entre las disciplinas más importantes.


Con el imperio cambia la estructura política y social, por lo tanto la educativa en Roma. Anteriormente, se trataba de un asunto particular y privado, y pasó a convertirse en una educación pública. Esta transformación comienza en el S. 1 a.C con la creación de escuelas municipales, en las que el Estado interviene más bien con subvenciones.


La educación romana dejó de ser solamente para privilegiados y se logró que llegar a clases sociales menos poderosas. Esto, debido a la gran difusión de textos en el Imperio, creó un gran gusto por la lectura y acceso a ella. Empezaron a surgir los folios, y más adelante los libros, aunque no exactamente como los conocemos ahora.




En los primeros tiempos utilizaron corteza de árbol como soporte, ya que liber significa corteza. También utilizaron telas y pieles.


El formato más utilizado fue el rollo de papiro.


Otro soporte también muy utilizado fueron las tablillas de madera enceradas. Como se podía borrar con facilidad lo escrito, eran muy empleadas por los estudiantes para sus labores escolares. Las tablillas se unían mediante anillas o correas, y quedaban como un libro. A este conjunto de tablillas se le conocía como codex.

Las tablillas de marfil se usaban para motivos religiosos o con las caras labradas para credenciales consulares.

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