IANUS, DIOS DE LAS PUERTAS

En este día último del último mes del año, y recordando el post deNatalia de no hace mucho, me apetece hablaros del dios Jano, divinidad romana (genuinamente romana, sin equivalente griego) de las puertas, de los comienzos y los finales, a quien Numa Pompilio consagró el primer mes después del solsticio de invierno, y que después de la reforma juliana del año 46a.C. se convirtió en el primer mes del año, IANUARIUS, nuestro Enero.
Una de las características más singulares de Jano era su aspecto, con dos caras, de ahí su denominación como Ianus bifrons, siempre atento a las salidas y a las llegadas.
Jano preside todos los "pasos", materiales e inmateriales. Así, es el dios de los cambios y las transiciones, de los momentos en los que se traspasa el umbral que separa el pasado y el futuro. Su protección, por tanto, se extiende hacia aquellos que desean variar el orden de las cosas. Se le honraba cada vez que se iniciaba un proyecto nuevo o una nueva vida .
Pues bien, en esta época que nos ha tocado vivir, esta época en la que a los estudios de letras en bachillerato se les cuelga el sambenito de "cerrar puertas", no estaría de más que esos maniáticos de la apertura, o mejor, del no cierre, recordasen que cerrar no es malo, sólo es lo opuesto a abrir, y abrir la puerta a lo desconocido no es siempre una buena decisión. O sí . Quizá nuestros alumnos no tengan tanto interés como ellos en mantener tantas puertas abiertas, ¿para qué? Habrá que plantearse si no es mejor saber qué puerta queremos cruzar en cada momento de nuestra vida, y, lo que es más importante, si en algún momento queremos explorar los mundos que hay detrás de otras puertas, siempre tendremos a Jano dispuesto a guiarnos.

¡FELIZ 2010!