Italia...la bella vita.

Saturnino Montojo. 13-02-2010. 04:15

Las maletas estaban preparadas, haciendo que nuestras ansias por salir de casa llegaran a ser sobrehumanas. Apenas eran las cuatro menos cuarto, pero ya no podíamos esperar más.

El trayecto en coche hacia el instituto se hizo demasiado largo, pero al fin pudimos reunirnos. ¿Nuestro destino? ... Roma.

Risas, nervios, saludos interminables y despedidas rápidas. Era el momento de dejar atrás Ferrol para comenzar una nueva aventura.

El aeropuerto y las fobias a los transportes aéreos a penas parecían salir a la luz. Estábamos cansados y el hambre no tardaría en llegar, pero sólo teníamos una cosa en mente, la llegada a Roma era cuestión de horas.

No pudimos creer que realmente habíamos atravesado la frontera hasta que nuestros pies tocaron suelo italiano. Ah... Roma. Todos nos dimos la mano, nos sonreímos. Si, era cierto. No estábamos soñando.

Poco después, la estación Termini nos acogió. El hotel Siracusa fue el elegido.

Con la emoción, las maletas cayeron sobre las camas y ya nadie tuvo ganas de recogerlas. La visita por Roma era lo principal. Toneladas de fotos en sólo un día... y aún teníamos tantas cosas por ver... por descubrir...

El Coliseo... unas lágrimas se deslizaron por las mejillas de unos cuantos. Arcos de triunfo, edificios enormes, iglesias, cúpulas que se asomaban a lo lejos, la Fontana... todo era demasiado bonito para ser cierto.

La noche se nos hizo corta... casi 36 horas sin dormir matan a cualquiera. Pero nos sentíamos bien para comenzar de nuevo la ruta; destino: Pompeya y Nápoles. Nunca hubiésemos imaginado encontrar lo que encontramos ese día. Tanta historia representada por los restos de una civilización desaparecida... el volcán nos acogió, siempre imponente, dándoles la bienvenida a los nuevos visitantes.

Los lugares que siguieron provocaron más de una sonrisa en todo el grupo. La Ciudad del Vaticano. Un lugar impresionante... arte, historia, museos... la Capilla Sixtina... los flashes de las cámaras reaparecían una y otra vez.

El Coliseo, el Palatino...

Florencia. Una ciudad cargada de cultura, de museos, iglesias y de lugares repletos de historia...

La Galería Borghese... siempre recordaremos ese lugar como un sitio inaccesible y lejano al que tardamos en llegar una eternidad... (después descubrimos los buses...) pero que también mereció la pena, como todo en Italia.

Siete días que pasaron volando... siete días que nos unieron a todos como una gran familia. Siete días que pudimos disfrutar gracias a una persona excepcional que se ganó un gran aplauso y la admiración por parte de todos y cada uno de nosotros.

Si, sabéis de quién hablo.

Magdalena, te damos las gracias por haber cumplido algo más que un sueño. Gracias por habernos transportado a un mundo diferente, por todas las risas y los llantos que eso conllevó. Gracias por estar ahí, por haber sido como una madre para todos nosotros durante siete días.

Hemos vuelto. Poco a poco todo regresará a la normalidad. Pero siempre quedará un lugar para Roma en nuestros corazones.

"Pedes in terra ad sidera visus"

Urania.