La batalla comenzó favorable a nosotros, los corintios consiguieron encallar nueve embarcaciones atenienses, mientras el resto de las fuerzas aliadas seguía detrás de la flota ateniense, al barco en el cual estaba destinado, nos ordenaron ir a junto de las naves encalladas. Jamás me pude imaginar lo que me encontré allí. Subimos al barco, y entre los escombros y las llamas, restos palpables de la cruel batalla que se estaba librando, encontré a Mikel, me acerqué a el y vi que estaba inconsciente, fui a junto mi fiel amigo Filípides, al cual le pedí ayuda para llevar a Mikel a la orilla. Filípides no preguntó quien era, solo me ayudó a subirle al bote y a remar hacía la orilla. Una vez llegamos vimos el panorama de la batalla, los griegos habían rodeado a los corintios y sus aliados. Una nave griega había rodeado una nave mercante que estaba anclada, embistiendo después a su perseguidor más cercano. Con el estruendo del golpe Mikel despertó, no sé si fue obra de los dioses o realmente se encontraba bien, el caso, sin decirnos nada sabíamos que todo había acabado, que por fin volveríamos a casa. En ese momento Mikel me dijo:
- Antes de irnos tengo que ir a ver a un viejo conocido a Atenas.
Después de unos días de travesía llegamos a Atenas, realmente no sabía a quien tenia que ver, pero supuse que alguien importante. Llegamos a una casa hermosa, pero que transmitía cierta tristeza, la plaga que estaba asolando Atenas pasaba factura a todos, ricos y pobres. Mikel entró con gran naturalidad, llegamos a unos aposentos donde había dos hombres. Al acercarnos me di cuenta de que eran Pericles e Hipócrates. Pericles estaba postrado en la cama, Hipócrates vino hacía nosotros, y le dijo a Mikel:
- Ya no hay nada que hacer, morirá en breves, no he podido hacer nada por salvarle, sus hijos murieron hace unos días y el correrá la misma suerte.
Mikel se acercó a Pericles y le dijo:
- Al final parece que morirás tu primero, pero bueno, ha sido un honor conocerte y luchar a tu lado, siempre te recordarán como un gran héroe...
Al acabar la frase Pericles le dijo:
- Mi tiempo se acaba, pero a ti aún te queda mucho por vivir y contar, siento que esto acabe así...
No le dio tiempo a decir nada más, su hora había llegado. Mikel se despidió de Hipócrates y salimos de allí. Estaba claramente afectado por la muerte de su amigo. Tras eso, decidimos usar el transchronion para acabar esto de una vez.
Llegamos a una ciudad que, sin duda, no era del siglo XXI, una ciudad destrozada, pero no por una plaga, sino por un asedio. El fuego había asolado una ciudad que sin duda había visto tiempos mejores. Anduvimos un rato por las desoladas calles, al fondo de una avenida divisamos lo que parecía un campamento espartano, decidimos acercarnos para saber que pasaba, pero el ambiente era festivo, de celebración. Como yo fui en su día un cargo militar espartano supe que hacer y nos dirigimos directos a la tienda del strategos, mi sorpresa fue que era Agis II, aquel niño, que hoy ya era hombre, que tantas veces había visto entrenar para llegar a ser lo que es hoy. Él me reconoció, y me dijo:
- Hola Sergio, por Zeus, en Esparta todos te dábamos por muerto después de Naupacto, han pasado ya mas de diez años y sigues igual.
- Hola Agis, ¿qué está pasando aquí?¿Dónde se supone que estamos?
- Estamos en Mantinea, a algo mas de quince kilómetros de Tegea. Los Argivos y sus aliados atenienses pretendían atacar Tegea para controlar la salida a Laconia y encerrarnos en nuestra ciudad. Nosotros, junto con los neodamodes, los arcadios y los aliados del norte atacamos pretendíamos para la ofensiva. Nuestros enemigos mientras tanto atacaron Lepreon. En ese momento decidí enviar una parte de mis hombre a Esparta por lo que pudiera pasar. Me desesperé y decidí atacar Mantinea, una ciudad controlada por los argivos, la presión les haría salir de su madriguera para finalmente poder enfrentarnos a ellos. Una vez llegamos,los argivos no se opusieron, se retiraron a las colinas, donde no podíamos atacarles debido a su ventaja estratégica. Entonces a uno de mis soldados se le ocurrió desviar el cauce de un pequeño río para inundar las tierra de Mantinea. Pero los argivos se adelantaron a nuestra jugada, sin embargo, nos dispusimos rápidamente para la batalla. Coloqué a mis tropas de élite a la izquierda, los Tegeos a la derecha y a los demás en el centro. Los enemigos venían con los atenienses a la izquierda, los Mantineos a la derecha y los Argivos en el centro. Al principio ordené a mi flanco izquierdo rodear a su derecho, ellos, hicieron lo mismo. Ordené a mis hombres que rompiesen filas para igualarles en longitud, la maniobra no salió de todo bien. Nuestro flanco izquierdo cayó pero en el flanco derecho y en el centro habíamos acabdo con ellos muy fácilmente. Después ordené a todo mi ejército ir a por su flanco izquierdo, aunque muchos de los enemigos corrían por sus vidas del miedo. No nos centramos en perseguirles. Habíamos ganado.
La verdad, me gustó mucho hablar con Agis, era un gran general, como su padre. Pero aun así sabíamos que era hora de irse, aunque no estábamos muy convencidos de si el transchronion funcionaría o no.
Enhorabuena por la victoria!
ResponderEliminarEs normal que os gustara hablar con Agis, de tal palo tal astilla refiriéndome a su padre Arquidamo.
ResponderEliminarEra un gran general, demostrándolo por ejemplo al invadir Ática.
Hipócrates murió de forma heroica como desearían muchos hacerlo. Por no hablar de Pericles quien dio todo por luchar.
ResponderEliminarUna historia muy emotiva y entretenida.