Ya en la república

Planeé ir en este viaje al 63 a. C., para poder entender mejor como funcionaba la República y comprobar lo que ocurrió con Catilina en el Senado.
Decidí usar esta vez el nombre de Vibius Geminius Carbo.
Cuando llegue a la ciudad la vi muy cambiada desde mi última visita. Los edificios eran mucho más modernos y la ciudad tenía ya aspecto de gran capital.
Paseando por las calles, conocí a un hombre llamado Publius Numicius Aquilinus, que casualmente era un miembro del Senado, lo que me venía de perlas para poder asistir a una sesión.
Conseguí hacerme amigo suyo y se lo propuse. Aunque al principio se mostró dudoso, al final lo convencía para que me dejara ir. También me ofreció dormir en su casa y yo acepté gustoso.
A la mañana siguiente fuimos hasta el Senado y cuando entramos yo me quedé en una esquina observando la sesión y él se sentó en su sitio.
Ese día el famoso Cicerón iba a dar un discurso. El discurso en cuestión trató sobre la conjura en la que participaba un miembro del senado, Lucio Sergio Catilina, y Cicerón lo puso en evidencia ante el resto de miembros. Éstos se fueron del lado de Catilina y en un momento él se encontraba sólo con todo el mundo mirándole y sintiéndose humillado.
Aquel día solo se hablo de eso en el Senado, pero yo me sentí más que satisfecho con lo que había visto y aprendido, por lo que volví a mi casa para pensar en mi próximo viaje.