Mi último viaje en el tiempo

Hay gente que en mi anterior entrada creía que yo iba a ir a Constanza en este viaje, pero no es así y no lo dije en ningún momento.
Como no sabía a donde ir, le pregunté a Magdalena y me respondió que podía viajar en el tiempo hasta la Hispania Romana y así lo hice. En concreto, me desplacé a la ciudad de Emerita Augusta, la actual Mérida. Esta ciudad fue fundad en el 25 a. C. como asentamiento para los soldados licenciados de las Legiones V (Alaudae) y X (Gemina) y se convertiría en una de las ciudades más importantes de la Península, siendo la capital de la provincia de Lusitania y centro económico y cultural.
Decidido, me teletransporté a la ciudad y comencé a pasear por sus calles, contemplando construcciones como el Templo de Diana y el Arco de Trajano. Con edificios como estos, uno parecía sentirse en la mismísima Roma aunque estuviera a muchos kilómetros de ella.
Como la Romanización de Hispania no se produjo solamente en la arquitectura, pensé en hablar con la gente del lugar usando el latín que había aprendido este año, y me sorprendí al comprobar que prácticamente toda la población hablaba el latín sin ningún tipo de problema, incluso las personas que parecían vivir en el campo.
Pasé algunos días más visitando los pueblos cercanos a la ciudad, usando las clazadas que los romanos habían construído para viajar entre ellos. La gente de los pueblos, aunque conservaba muchos rasgos propios de su cultura anterior a la latina, parecía que iba poco a poco asimilando por completo la cultura romana. Después de estas visitas, volví a nuestro tiempo.
Mis viajes con el transchronion acababan aquí.