La línea avanzaba lentamente
entre la espesura del bosque. Los soldados agradecían aquella sombra
que mitigaba ligeramente el calor cada vez más fuerte. Pertinax
secaba una vez más su frente con el pañuelo, percibía el miedo de
sus hombres y el suyo propio. De repente vio como un jinete se
colocaba a su lado, era Siseuma.
-Los hombres tienen miedo y yo
también- Siseuma parecía más alterado de lo habitual-. No sé
porque pero hay algo extraño el el ambiente, en esta maldita calor.
Pertinax lo miró severamente.
-No hay nada de aire-continuó
a medida que se acercaba a Pertinax-, todo está absolutamente quieto
y encima de todo cada vez hace más calor, creo que...
-¡Basta ya!-le espetó
Pertinax en un descomunal grito.
Toda la línea paró y los
demás oficiales miraron atónitos al general que había perdido por
completo los papeles. Pertinax se acercó al oído de Siseuma a
medida que retomaban la marcha.
-Yo también tengo miedo-le
susurró al oído-, pero el miedo es contagioso y no podemos permitir
su propagación. Hemos recibidos órdenes estrictas del emperador de
continuar la marcha y entablar batalla con Bellomarius mientras él
se queda con Pompeyano en el campamento acompañados de la XII Fulminata.
Se separó de Siseuma y miró
al resto de sus generales.
-Sigamos-proclamó en un tono
firme y claro.
El silencio más absoluto
volvió a apoderarse de todo el ejército.
&
El joven y atractivo Fronto
observaba furioso las murallas del campamento. Subió las escaleras
rápidamente y agarró con fuerza su vitis.
-¡Soldados,
en pie!-ordenó con firmeza.
Fronto a pesar de su juventud
ya era centurión, su carrera militar había sido brillante, sabía
imponer respeto sobre sus subordinados pero al mismo tiempo era amado
por ellos, por su magnanimidad y benevolencia.
-¡En pie!-volvió a gritar.
Fronto miraba con cierta
lástima como aquellos hombres tenían que estar allí, bajo aquel sol inclemente que cada vez caía con más ímpetu sobre las tierras
de Germania. Se disponía a bajar las escaleras cuando de repente le
pareció notar que la tierra temblaba. Frenó en seco y volvió a
notar la sensación con más fuerza. De pronto oyó un ruido en la
lejanía, que crecía y crecía.
-¿Oís eso?-preguntó nervioso
a los legionarios.
Uno de los soldados se levantó
para oír mejor cuando de repente una flecha cortó el aire y se le
clavó en el cuello, el soldado cayó de las murallas muerto al
instante. Fronto se giró y vio con la cara desfigurada por el horror
como miles de germanos salían de la espesura del bosque
completamente enloquecidos listos para destruir aquel campamento.
-Que los dioses nos
protejan-murmuró Fronto para sí mismo paralizado por el asombro y
por el miedo.
continuará...
5 comentarios:
De primera. Bueno, muy buena parte de la historia (para mí la mejor) y con una moraleja sobre el miedo, que debemos mantener la calma en ciertas circunstancias para que el resto de personas que nos rodean no lo presientan. Sigue así Mateo :)
Me encanta esta historia que estás publicando por partes Mateo. Está muy bien redactada y es muy interesante y siempre nos dejas con la intriga. Espero impaciente la cuarta parte!!
Estás consiguiendo atraer la atención de muchos lectores sobre la historia. No los hagas sufrir demasiado esperando el desenlace:)
Eso eso Mateo! Estamos impacientes por la 4ª parte :)
:O pero qué bien, esto es un don!
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