Allí los recibió el rey con toda clase de honores. Entre ellos se disputaron unos grandiosos juegos deportivos en memoria de Anquises.
Juno, siempre alerta para molestar a Eneas, llenó el corazón de los troyanos con deseos de ubicarse en la región y olvidar de ese modo su misión. Luego le dijo a Iris, su mensajera:- Ve a Sicilia y cuando los troyanos se encuentren entretenidos con los juegos, convence a las mujeres para que prendan fuego las naves troyanas.
Eneas, que estaba siempre atento, se dio cuenta de lo ocurrido y le suplicó a Júpiter su ayuda. Y este, envió una lluvia que logró apagar el fuego.
Eneas quedó muy preocupado ya que cuatro de las naves resultaron averiadas y no estaban en condiciones de volver a zarpar.
Una noche mientras dormía, Anquises se le apreció en sueños y le dijo:- Eneas, Júpiter me ha enviado para que te dé el siguiente mensaje: Elije a los hombres más valientes de tu tripulación y llévalos contigo al Lacio. El resto de los hombres pueden quedarse aquí y los dioses no te recriminarán la decisión.
Eneas siguió el consejo de Anquises y durante la travesía solo tuvo que lamentar la muerte de Palinuro, su piloto, que se ahogó en alta mar.
3 comentarios:
¿Y para que iban al Lacio?
Muy bien, yo no ubicaba a Eneas en Sicilia
Muy bien, es mas un trozo de esta historia nos aparecio en un examen este año
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