Artemisa

Artemisa, Ártemis (o Diana para los romanos) fue una de las diosas más veneradas y una de las más antiguas. Artemisa es hija de el dios de los dioses Zeus y una diosa llamada Leto, a la vez que hermana melliza de Apolo (Febo para los romanos). Era la diosa de la caza, de los animales salvajes, del terreno virgen, los nacimientos, la virginidad y las doncellas, que  traía y aliviaba las enfermedades de las mujeres.
A menudo es representada con una cazadora con arco y flechas. El ciervo y el ciprés le estaban consagrados.
Su infancia fue dura a causa de Hera quien seguía celosa de la infidelidad de Zeus y lo pagaba con ella.
Con tres años Artemisa le pidió a su padre que le concediese seis deseos: Permanecer siempre virgen, tener muchos nombres para diferenciarse de Apolo, ser la "dadora de luz", tener un arco y flechas y una túnica hasta las rodillas para poder cazar, tener sesenta hijas del océano y veinte ninfas como doncellas para cuidar su arco y sus canes cuando descansase.
Uno de los mitos más conocidos sobre Artemisa es el de Acteón. En este mito la diosa estaba tomando un baño en un bosque acompañada de sus ninfas, cerca de la ciudad de Beocia cuando un príncipe y cazador teano, Acteón, la encontró casualmente. Acteón, cautivado por la gran belleza de Artemisa, se detuvo y se quedó mirando. Como castigo, Artemisa lo transformó en ciervo y envió a los propios sabuesos de Acteón a devorar sus carnes, quienes lo hicieron pedazos. Después de esto los sabuesos lo buscaron  por el bosque sollozando.
Hay quien dice que un centauro, llamado Quirón, los intentó consolar construyendo una estatua de su difunto dueño.
Otra versión de la leyenda cuenta que Acteón alardeó de ser mejor cazador que la propia diosa y, por esta razón Artemisa lo transformó en un venado que fue devorado por sus perros de caza.