Nos levantamos muy cansados tras el largo y duro día de ayer. Bajamos a la taberna a desayunar donde tomamos unos deliciosos cereales y unas cuantas frutas. Acto seguido cogimos el TRANSCHRONION con gran impaciencia y marcamos el año 331 a.C. por lo que nuestro destino se correspondería al floreciente período helenístico de la civilización griega. Teniendo en cuenta esto llegamos en Septiembre de ese mismo año a la capital del reino de Macedonia; Pella. Aparecimos en una gran plaza situada en el centro de la ciudad por lo que dedujimos que nos encontrábamos en una ágora. No había mucha gente cosa que nos extrañó y además hacía muchísimo calor. Tras hablar un buen rato sobre lo que debiamos hacer decidimos ir en busca del palacio en el que residia Alejandro Magno y tratar de entrar en el con una excusa(que iriamos pensando por el camino) y poder conocer así al gran Alejandro Magno.
Nuestra búsqueda se inició por unas calles estrechas que parecían interminables. Finalmente llegamos a una calle llena de puestos con distintos objetos a vender. De pronto, mi compañero Alejandro y yo divisamos a un grupo de bandidos que estaban atacando a un pobre hombre; ambos nos miramos y decidimos ir a ayudarle. Los asaltantes al darse cuenta de que los habíamos visto, decidieron escapar. Acto seguido nuestra compañera Verónica se dirigió al hombre con un tono amable:
-¿Estás bien?
-Si, gracias a vosotros no he sufrido ningún daño ni me han robado. No sé como agradeceroslo, por cierto mi nombre es Hefestion.
La respuesta hizo que todos nos mirásemos unos a los otros, nuestros conocimientos de la vida de Alejandro hicieron que nos diesemos cuenta de que acababamos de salvarle la vida al hombre de confianza del mismo Alejandro Magno.Teniendo en cuenta esto teniamos la situación idónea para cumplir nuestro objetivo y conocer a Alejandro. A continuación César le dijo:
-Encantado de conocerte, me gustaría saber si conoces a Alejandro Magno.
-Pues claro que lo conozco, es mi mejor amigo y puedo presumir de ser su hombre de confianza.
-Si realmente quieres agradecernos nuestro acto no hay nada que nos haga más ilusión que conocer personalmene al gran Alejandro.-dijo Sasi.
-Pues claro, ahora mismo os llevo al mismisimo palacio de Alejandro. Antes de nada me gustaría conocer vuestros nombres.
-Por supuesto, mi nombre es Alejandro, igual que el emperador- dijo con una sonrisa nuestro compañero Alejandro.
-Yo soy Sérguios- dijo Sergio
-Nosotras nos llamamos Elisavet- dijeron las dos Sabelas a la vez.
-Yo soy Calisto- dijo César.
-Yo soy Berenice- dijo Verónica.
Una vez presentados emprendimos el camino hacia el palacio de Alejandro. El trayecto fue un tanto largo pero bastante entretenido. Finalmente llegamos al lugar que tan ansiosamente llevábamos esperando. Nos recibió un soldado en la imponente entrada de la residencia que ante la explicación del ya nuestro amigo Hefestion nos dejo pasar con amabilidad. Una vez dentro una criada nos condujo hasta el cuarto donde se encontraba Alejandro. Tras un largo recorrido que hacía que pareciese que nos encontrabamos en un laberinto llegamos a la habitación. Hefestion abrió la puerta y con una confianza que nos extrañó un poco dijo:
-¡Alejandro! ¿Qué tal amigo?.
-Buenas Hefestion, ¿quienes son estas personas que están junto a ti?- dijo Alejandro Magno con cara de extraño.
-Son unos amables hombres que me salvaron la vida y por lo tanto he decidido premiarlos con esta visita.
-Estupendo, tomad asiento invitados-dijo Alejandro.
Entramos con gran timidez y nos sentamos en unos lujosos asientos que había en la habitación.
-Bueno pues ahora que ya estais cómodos me gustaría saber vuestros nombres y porque habeis venido hasta esta ciudad.
De nuevo, uno a uno fuimos diciendono nuestros nombres griegos y una vez hecha la presentación Sabela P. dijo:
-Somos unos simples viajeros que paramos en esta gran ciudad a descansar.
-Así que habéis salvado a mi hombre de confianza, supongo que seriais vosotros tres no?-dijo Alejandro Magno refiriendose a Sergio, Alejandro y César.
Esta actitud un tanto machista propia de la época, molestó un poco a nuestras compañeras pero evidentemente no se manifestaron.
-Si, fuimos nosotros-dijo Sergio con orgullo.
-Bueno, pues teniendo en cuenta que la vida de Hefestion es para mi fundamental ya que aparte de compañero de batallas es como un hermano para mi y lo habeis salvado os voy a hacer una propuesta.¿Os gustaría acompañarme en mi próxima expedición militar?-dijo Alejandro Magno
-Por supuesto, será un honor emperador pero, ¿podrían venir nuestas acompañantes?-dijo Alejandro Pita.
-Si, no hay problema pero evidentemente no participarán en la guerra; en el caso de que la tengamos lo cual es muy probable.
-Muchas gracias señor-dijo Verónica.
Y tras esta impactante conversación y entusiasmados con la oferta de Alejandro Magno nos despedimos del emperador y de Hefestion y nos dirigimos hacia los aposentos que Alejandro Magno nos había destinado en su palacio.
CONTINUARÁ...
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