Jacinto era el hijo del rey de Esparta, un muchacho muy apuesto que gozaba del amor del dios Apolo, este solía bajar a la tierra para pasar tiempo con su amigo, para cazar en los bosques o practicar gimnasia. Una tarde se dispusieron a practicar lanzamiento de disco, pero cuando Apolo lo lanzó y Jacinto corrió a buscarlo, el disco que caía con tanta fuerza le golpeó en la cabeza y cayó al suelo. Apolo se acerca a él e intenta curar su herida, pero fue en vano. Jacinto cada vez estaba más pálido y sus ojos, siempre tan vivos, perdieron de repente su brillo. Apolo, con el corazón destrozado hizo que de la sangre de Jacinto brotara una flor roja que recibe el mismo nombre que el joven. Así la memoria de Jacinto permaneció siempre en el recuerdo de los ciudadanos espartanos, que le honraron con tres días de festejos. El primer día lloraron su muerte, los otros dos festejaron su resurrección.
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| La muerte de Jacinto - Nicolas-Rene Jollain 1769 |
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